Para los que vaticinaron que nadie leería mi artículo por el título ;), empezaré con la definición más universal de lo que es un ESCOTOMA. Es un punto ciego en la visión (un punto negro o borroso), que aplicando el termino a la psicología, un escotoma mental es un área intelectual, afectiva o sensorial que ha desaparecido de la conciencia.
A mi en lo particular me gusta hablar de un escotoma sociológico, en donde las personas interpretan ante ciertos estímulos lo que quiere, lo que puede, o lo que le conviene, otros lo dicen coloquialmente que “LA MENTE VE LO QUE QUIERE VER…”

Y es que en realidad es algo que hacemos todo el tiempo con los actos y palabras de las personas con las que convivimos diario, sacamos conclusiones de cosas que en verdad no han pasado, ni dicho, ni siquiera pensado… Pero tomamos esa «verdad alternativa” y nos la creemos hasta las últimas consecuencias.
Adicional, nuestra ristra de prejuicios no ayudan en nada; y menos si le sumamos matices de escotoma a causa del ego; el cual, hace que el humanocentrismo aumente y creamos que somos el elemento más importante en la ecuación de nustra cosmovisión, y esto se debe a una compleja mezcla entre desconocimiento y egocentrismo…
No es para nada algo terrible, pero si puede suponer algo irritantemente molesto para otras personas ya que el escotoma actúa como un prejuicio: juzgamos, sentenciamos y hacemos efectiva la condena sin pararnos a pensar si ni siquiera estaremos efectivamente en lo cierto; y lo peor es que a veces lo hacemos de forma cobarde sin reconocer el origen de nuestras creencias (otro de esos agujeros negros de la personalidad humana).
Quizás todo sería más sencillo si nos dedicásemos a decir las cosas de manera más directa y clara. Pero al ser humano le resulta tan complicado…
Quiero hablar de un símbolo acostumbrado, el cual, regularmente funge como un termómetro para referir, apuntar o demostrar un escotoma sociológico. Las películas, y es qué en las mismas, la visión de los directores no necesariamente es la que los espectadores comprenden, interiorizan y socializan (en sus reviews, críticas o recomendaciones).
Quiero hablar en lo particular de una película que me ha llamado la atención de sobre manera, no solo por su gran producción y apego a la narrativa de los “hechos”, declarados por los sobrevivientes.
Hablo de la película “LA SOCIDEDAD DE LA NIEVE”, si buscamos en google ¿Qué mensaje deja la película?, es increíble la cantidad de publicaciones que encontramos, prácticamente todas adaptadas al medio: Linkedin habla de trabajo en equipo, páginas de superación personal hablan de resilencia, blogs religiosos hablan del poder de dios, etc…
En una época marcada por el humanocentrismo la película “La sociedad de la nieve” nos coloca frente al poder de la solidaridad, el esfuerzo colectivo, y la resilencia, pero sobre todo hace una crítica a los valores asociados a la religión (tema oculto bajo códigos culturales). Juan Antonio Bayona, el director, se centra en la parte más personal y emocional de sus protagonistas, tanto en lo que respecta a la experiencia interna de lo vivido como a los fuertes vínculos que establecieron entre ellos, y ahí es donde está la magia para mi.
Más allá de su valor cinematográfico, la película toca temas que nos afectan a todos aunque no estemos en mitad de los Andes en pleno invierno. Porque, como han dicho quienes lo vivieron en primera persona, “Todos tenemos nuestra propia cordillera”. Todos convivimos con la incertidumbre, el miedo y, a veces, con la desesperación y tenemos fuera de nuestro enfoque el valor de la colectividad.
Pero de manera profunda Bayona deja en manifiesto cómo el mayor escotoma sociológico (visto desde la perspectiva de los familiares y los medios de comunicación que no estuvieron en los Andes en modo supervivencia), se proclama cuando se dan cuenta que han sobrevivido 72 días en las condiciones más inóspitas, 16 pasajeros de los 45 que viajaban en el vuelo 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya en 1972. Esta sociedad ciega, exhibe sus creencias ofrendando el hecho como un milagro de un diós, desacreditando descaradamente el valor de la principal capacidad del ser humano que ha logrado el avance de la especie: El colaboratismo, la interdependencia, esa habilidad de la especie de identificar el rol y potencial de cada integrante para aprovechar al máximo las habilidades individuales y alcanzar los objetivos colectivos.
En esa pequeña sociedad creada por los sobrevivientes, cada uno desempeña un papel vital, demostrando que la diversidad de habilidades permite una distribución eficiente del trabajo. Cada integrante se dedica a cumplir un rol específico, buscando maximizar los recursos internos y externos. II ES MÁS QUE I (ese es el axioma) . Así es como hemos mejorado nuestras condiciones materiales para extender nuestra esperanza de vida y las condiciones para disfrutarla (vivimos en la era dorada de la especie).
En el documental “El viaje sin destino” Eduardo Strauch relata:
«Nosotros veníamos de la civilización y de un día para otro nos encontramos en la nada. Empezamos a transformarnos en otra sociedad, con otros códigos y con la colaboración de todos en el puesto que le había tocado a cada uno».
Y Gustavo Zerbino describe con absoluta transparencia el establecimiento de una sociedad colaborativa:
«Las normas aparecían por sí solas. Estaba prohibido quejarse, los bienes pertenecían a la comunidad y el amor, el cariño, ayudar a alguien que estaba frente a ti, era permanente».
Esto confirma que el ser humano es bueno por naturaleza y que la satisfacción y arrogamiento de necesidades básicas corrompen la naturaleza innata del ser.
Hay una escena que es la epítome de mi punto, y es donde uno de los sobrevivientes herido de muerte que vivia acostado suspendido en redes de cinturones de seguridad, le dice a un compañero que daba comfort con ideas de religión (el que acumulaba cadenas con cruces en cu cuello): «Tu dios me ha abandonado, mi dios son las pieras de nando…».
Vivamos reconociendo el valor de la aportación individual en el colectivo. Somos, lo que hemos sido, y me riefiero a la frase que un muy querido amigo mio dice: “No somos mi querido Dr, estamos siendo…”
F
2 comentarios en “Escotoma sociológico, un mal silencioso…”
Sin duda no fue milagro. Interesante forma de abordar el tema. Muy polémico desde mi particular punto de vista.
Que gran concepto. Me pasa siempre cuando me intereso en algo, empiezo a verlo en mil formas. Y respecto al artículo, el milagro es un tema que da esperanza a la mayoría que no vivieron el evento. Creo que no puede ser algo binario, sino incluyente.